Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con deslumbrante maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en un tapiz https://estelletpny006342.digiblogbox.com/62891225/el-gesto-de-zidane-que-dio-la-vuelta-al-planeta